24 de noviembre de 2016

Clasificaciones del Trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad

Si ya leíste el artículo anterior sobre el Trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad ya sabrás qué es, cómo puede llegar a afectar a las personas que lo desarrollan y cuáles pueden ser sus causas para que esto suceda y se potencie. Sin embargo, hay que precisar que aun cuando este trastorno parezca perjudicar la atención, planificación y el procesamiento de información, también puede conducir de tres modos algo distintos la conducta de una persona.

El Manual estadístico, DSM-V, hace referencia tres subtipos los cuales mencionaremos un poco más adelante. Por ahora, es importante mencionar que en el examen práctico, el diagnóstico del trastorno es fundamentalmente clínico y por exclusión. Esto quiere decir que contamos con ciertas rigurosidades que se deben considerar a la hora emitir un diagnóstico, como: un diagnóstico diferencial, que permita garantizar que se está frente a un propio TDAH y no a otra enfermedad que comparta una nosología o síntomas similares y una cuidadosa anamnesis que entregue la información necesaria y completa, además de una profesional observación del paciente.

Ahora bien, los síntomas centrales para el diagnóstico son la desatención, la hiperactividad e impulsividad, los cuales necesariamente deben producir dificultades significativas en el ámbito académico, laboral, social y familiar.
A grandes rasgos los síntomas mencionados anteriormente se pueden apreciar de la siguiente manera:

-     Desatención: dificultad para mantener su mente en una sola cosa, de modo que los niños se aburren con una tarea en minutos, a menos que la tarea sea muy motivante o les entretenga. Se les dificulta el focalizar en forma deliberada y consiente su atención en una tarea o aprendizaje.

-  Hiperactividad: parecen estar siempre en movimiento, se paran de su asiento, mueven constantemente extremidades, corren o saltan excesivamente, hablan en exceso, están siempre en “marcha”.

-     Impulsividad: precipitan sus preguntas o respuestas, les es difícil guardar turno, interrumpen o se inmiscuyen en las actividades de otros.



Estos síntomas son apreciables en la conducta de un menor de muchas formas. El DSM-V los clasifica en dos grupos (Inatención e Hiperactividad e impulsividad) y de ahí nacen tres subtipos:



Presentación combinada: Si se cumplen el Criterio de Inatención y el Criterio de Hiperactividad-impulsividad durante los últimos 6 meses.

Presentación predominante con falta de atención: Si se cumple el Criterio de Inatención, pero no se cumple el Criterio Hiperactividad-impulsividad durante los últimos 6 meses.

Presentación predominante hiperactiva/impulsiva: Si se cumple el Criterio Hiperactividad-impulsividad y no se cumple el Criterio Inatención durante los últimos 6 meses.


Los dos grupos son mencionados a continuación:



1.      Inatención: Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades sociales y académicas/laborales:

Nota: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición, desafío, hostilidad o fracaso en la comprensión de tareas o instrucciones. Para adolescentes mayores y adultos (17 y más años de edad), se requiere un mínimo de cinco síntomas.

a.       Con frecuencia falla en prestar la debida atención a detalles o por descuido se cometen errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades.
b.      Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades recreativas.
c.       Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente.
d.      Con frecuencia no sigue las instrucciones y no termina las tareas escolares, los quehaceres o los deberes laborales.
e.       Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas y actividades.
f.        Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en iniciar tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.
g.       Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas o actividades.
h.       Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos.
i.         Con frecuencia olvida las actividades cotidianas.



2.      Hiperactividad e impulsividad: Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente a las actividades sociales y académicas/laborales:

Nota: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición, desafío, hostilidad o fracaso para comprender tareas o instrucciones. Para adolescentes mayores y adultos (a partir de 17 años de edad), se requiere un mínimo de cinco síntomas.


a.       Con frecuencia juguetea con o golpea las manos o los pies o se retuerce en el asiento.
b.      Con frecuencia se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado.
c.       Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado. (Nota: En adolescentes o adultos, puede limitarse a estar inquieto.)
d.      Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en actividades recreativas.
e.       Con frecuencia está “ocupado,” actuando como si “lo impulsara un motor”.
f.        Con frecuencia habla excesivamente.
g.       Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta.
h.       Con frecuencia le es difícil esperar su turno.
i.         Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros.


Cabe señalar que los tres síntomas cardinales pueden evolucionar a lo largo del desarrollo. En el caso de los bebés se presentan llantos frecuentes, dificultades para tranquilizarle, alteraciones del ciclo de sueño y dificultad para alimentarlo. Por otro lado, en pre-escolares es necesario considerar que es un periodo de maduración neuronal rápida y continua, incluyendo remodelación y construcción sináptica. Por lo cual es probable que aunque muchos de estos síntomas aparezcan en niños pequeños, finalmente vayan disminuyendo a lo largo de un par de años… entre los 3 y 4 años de edad donde ocurre el peak del metabolismo cerebral.

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