O también conocido como distimia
es un trastorno afectivo persistente en el tiempo y que se caracteriza porque “el
individuo está habitualmente triste, introvertido, melancólico, excesivamente
consciente, incapaz de mostrar alegría y preocupado por su insuficiencia
personal” (Aiskal, 1983). El nombre que recibe en la actualidad es el de trastorno
depresivo persistente, pero éste término se acuño hace tan poco tiempo que lo para
estos artículos lo seguiremos nombrando como distimia.
Hasta cierto punto, es una enfermedad parecida a la depresión pero de
menos severidad, ya que no afecta tan abiertamente las distintas áreas donde el
sujeto que la padece se desenvuelve y es por lo mismo, que las personas más
cercanas a veces desconocen el padecimiento de la enfermedad. Esto se traduce
en que las personas pueden estar años sin ser tratadas y es importante que esto
se haga lo antes posible, por una parte porque los sujetos tienden a responder
bien al tratamiento y por otro lado, porque la distimia deteriora el compromiso
y la intención de crecer como persona, así como la concentración y la capacidad
de ajustarse a las demandas propias del medio, aumentando también, la
vulnerabilidad del sujeto para desarrollar otros trastorno o enfermedades.
Origen
En la actualidad no se sabe con certeza
cuál es la causa exacta. Se cree que hay un componente genético hereditario,
pero el mayor peso lo tienen los factores psicosociales en la vida del sujeto,
como por ejemplo falta de premios o estímulos en la infancia, el desapego,
entre otras. En resumen, las suposiciones con mayor aceptación hoy en día es
que la distimia se podría producir por situaciones de estrés constante,
problemas personales y aislamiento social. Se podría afirmar que es común que
las personas que lo padecen sean autoexigentes o estén sometidas a constantes
tensiones y situaciones que el individuo tiende a convertir en estresantes.
Otro dato importante de destacar, es que un tercio de las personas que
tienen distimia además presentan otro problema o enfermedad crónica, como una enfermedad
física, un problema de abuso de sustancias u otro tipo de trastorno
psiquiátrico, por lo que es muy probable que exista alta relación entre ellos.
¿A
quiénes afecta la distimia?
Según el National Institute of Mental Health, el 1,5% de los adultos
mayores padece distimia, y de éstos aproximadamente el 40% también cumplen los
criterios de depresión grave o trastorno bipolar. Además se da con doble
frecuencia en mujeres que en hombres.
Sintomatología.
·
Brevemente, cambios leves del estado de
ánimo e irritabilidad.
·
Desgana.
·
Desmotivación.
·
Falta de concentración, problemas de
memoria y de concentración, aún para actividades lúdicas como por ejemplo, ver
una película.
·
Disminución del rendimiento intelectual.
·
Aislamiento social. Es común que comiencen
a aislarse progresivamente de los demás, lo cual en algunas ocasiones puede
desembocar en una incapacidad social y hasta en fobia de estar acompañado por
otras personas.
·
Alteraciones somáticas y de los ritmos biológicos
(alimentación y sueño), el sueño no acaba de ser reparador. La persona
distímica se despierta varias veces, y suele hallarse cansada por la mañana.
·
El sujeto suele ser enojadizo, y con
tendencia a estar triste o deprimido.
·
Dificultad para disfrutar de las cosas
positivas de la vida.
·
Problemas para llegar a considerarse
plenamente feliz.
·
Disminución de la energía y fatiga.
·
Sentimientos de desesperanza
·
Pérdida de interés por las cosas que antes
resultaban placenteras.
·
Sentimientos de culpa, Desvalorizandose a
sí mismo.
·
Percepción de sí mismo como “triste” o
“desanimado”.
·
Alteraciones del apetito (puede
presentarse en exceso o en defecto).
·
Baja autoestima.
En niños, los síntomas de
la distimia pueden incluir:
·
Irritabilidad
·
Bajo rendimiento escolar
·
Una actitud pesimista
·
Falta de habilidades sociales
Para poder emitir un juicio diagnóstico de distimia, quien la sufre debe
cumplir ciertos criterios como presentar un estado de ánimo persistentemente
deprimido casi todos los días durante al menos dos años, y sólo un año en niños
y adolescentes, además de por lo menos 2 síntomas de depresión.
En resumen, la distimia suele coincidir
con baja autoestima y sentimientos de desesperanza, pesimismo y dificultad para
tomar decisiones y su evolución cursa con altibajos anímicos, tendencia a la
irritabilidad, propensión a la anhedonia (falta de capacidad para el disfrute
de situaciones placenteras), trastornos del sueño (insomnio, hipersomnia),
astenia matutina, problemas de memoria, atención y concentración, fatiga
crónica o cansancio injustificado y tendencia a somatizar en forma de mareos o
cefaleas. En la actualidad se utiliza el manual DSM V (Manual Diagnóstico y
Estadístico de la Asociación Americana de Psiquiatría de los Trastornos
Mentales) para realizar el diagnóstico, por lo que es necesario ir a un
especialista que haga un diagnóstico diferencial con otras patologías que
puedan parecerse.
Escrito por: Camila Uribe
0 comentarios:
Publicar un comentario