11 de agosto de 2016

Trastorno distímico, duración y tratamiento

Duración de la distimia
     
     Por lo general, la distimia suele durar años e incluso son muchos quienes aseguran haber estado así casi toda su vida, llegando a interiorizar su proceso como algo característico y parte de su personalidad que les hace ser de ese modo hasta el extremo de no identificar la distimia como un estado patológico sino más bien un modo de vivir.

    Cómo este malestar es persistente, las personas con este trastorno pueden mostrarse irritados, a veces incluso agresivo y predispuesto a las discusiones ya que por lo general existe una baja tolerancia a las frustraciones. Esto puede repercutir en su dinámica de relación tanto en el entorno familiar como en otros ámbitos.


     Por lo general, el tratamiento psicológico va acompañado por uno farmacológico, que le permitan descubrir sentimientos de ilusión y optimismo donde antes sólo había negatividad y desesperanza. Es frecuente que entonces se lamente por no haber puesto más pronto solución a su dolencia crónica.

¿En qué consiste el tratamiento?

     Hay muchas opciones para tratar la distimia, la mayoría se centra en un profundo trabajo con el paciente para determinar entre otras cosas, las causas que la provocan. 
Algunas de las modalidades que han demostrado ser eficaces incluyen la psicoterapia y la terapia cognitiva-conductual. 
Conversar de los problemas con el paciente es muy beneficioso y ayuda a disipar cualquier creencia que pueda estar albergando, como sentimientos de inutilidad, culpa, entre otros. 
     El tratamiento además se debe enfocar en que la persona pueda aprender a gestionar sus emociones en forma adecuada.
     Por otra parte, además de la terapia individual, la terapia de grupo también ayuda a construir la confianza perdida del paciente y a alimentar sus habilidades de interacción social.
     Entre las terapias psicológicas empleadas en el tratamiento de la distimia están:
1.- Las psicoterapias cognitivas, orientada a proporcionar las herramientas necesarias para hacer frente a las necesidades diarias, así como a combatir los pensamientos negativos sobre uno mismo, el mundo que le rodea o el futuro.
2.- Las psicoterapias conductuales, dirigidas a aumentar la actividad del paciente, proporcionándole experiencias satisfactorias, buscando aumentar así su autoestima e independencia; igualmente se trabaja con técnicas de relajación para controlar el estrés.
3.- El psicoanálisis, como método de auto-descubrimiento, explorando los traumas responsables de la sintomatología de la distimia, en cuyo origen se encuentran las relaciones establecidas en las primeras etapas de la vida.
 4.- Psicoterapia gestáltica, no ve la distimia como una enfermedad en si, más bien lo vivencia como como un campo relacional entre la persona y su entorno más cercano, es decir, los otros. Por lo que pone el foco en ésto.   

     Además de lo anterior, estas psicoterapias suelen ir acompañadas con una intervención farmacológica, supervisada médicamente, en donde se recetan antidepresivos, que en el caso de algunos pacientes tendrán que tomarlos durante toda su vida.

     En resumen, el tratamiento ideal de la distimia es la combinación de psicoterapia y psicofarmacología, concretamente antidepresivos inhibidores de la receptación de serotonina aunque también resultan útiles los que actúan a nivel de otros neurotransmisores como la noradrenalina o, más recientemente, la melatonina a través de un nuevo antidepresivo –la agomelatina– que consigue muy buenos y rápidos resultados al actuar muy eficazmente sobre la dificultad para experimentar placer que caracteriza a este proceso.

     El empleo de los antidepresivos junto a una adecuada psicoterapia consigue que mejore la tristeza, la fatiga y el desánimo proporcionando una mejor calidad de vida.

  Sin tratamiento existe una alta probabilidad de empeorar dando lugar a episodios depresivos que con frecuencia surgen en la biografía del distímico y que incluso en algunos casos puede llevar al suicidio.

¿Que tratamiento escoger?

Depende de factores tales como:
· La severidad de los síntomas
· Su deseo de abordar los problemas emocionales o situacionales que afectan a su vida
· Sus preferencias personales
· Los métodos anteriores de tratamiento
·  Su capacidad para tolerar los medicamentos
· Si usted está embarazada o en periodo de lactancia
· La disponibilidad de servicios de salud mental en su comunidad
· Su cobertura de seguro médico


Escrito por: Camila Uribe

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