¿Tiene solución?
Una ayuda
farmacológica puede ser aceptable como un medio atemperar las dificultades
iniciales, especialmente si el nivel de ansiedad produce severos síntomas
incapacitantes como intensas taquicardias o ataques de pánico, insomnio y
depresión.
¿Qué puedo hacer por mi cuenta para
solucionar mi fobia social?
- Algunas
lecturas de libros de autoayuda que tratan las fobias de una forma
sencilla nos permitirán una mayor
comprensión del problema.
- La
práctica de la relajación, yoga, y/o ejercicio para bajar el nivel general
de ansiedad.
- Ejercicios
prácticos de expresión:
- lectura
en voz alta del periódico utilizando un tono de voz alto y que tenga
contenido emocional;
- grabar
un pequeño ejercicio de unos 10 minutos (5 veces a la semana) en el que
contemos como si estuviéramos delante de un grupo de personas un asunto
que hemos leído, visto en televisión, escuchado en la radio o hemos oído
o pensado. El tema ha de ser diferente cada vez. Contra más exagerado es
el tono expresando disgusto, placer, admiración, guasa, etc. más efectivo
es el ejercicio. No olvidar al final añadir nuestra opinión sobre el
asunto. Procurar conforme pasa el tiempo aumentar la longitud de las
frases.
- Preparar
el terreno hablando en primer lugar en las situaciones más fáciles
(familiares de confianza, vecinos, compañeros de trabajo) introduciendo
elementos que impliquen humor, comentarios personales y opiniones
atrevidas.
- Procurar
adquirir compromisos tales como acudir a las reuniones de vecinos,
religiosas o de trabajo, eventos sociales, etc. aunque nuestro papel al
principio fuera modesto, pero logrando al menos familiarizarnos más con la
situación grupal.
- Hacernos
un plan de EXPOSICIÓN gradual a las distintas situaciones sociales que nos
agobian intentando hacer progresos pequeños pero continuados.
- Suprimir
las conductas anticipatorias que tanta ansiedad inducen al adelantar con
los ojos de la imaginación mil situaciones agobiantes, humillantes y
desagradables. Es mucho mejor no pensar y si tuviéramos que pasar por una
situación temida, por ejemplo una boda, no sufrir hasta el momento en el
que comience el banquete (y a ser posible tampoco en medio).
- Tampoco
conviene hurgar en la herida más de la cuenta, haciendo agoreras y cínicas
disquisiciones de nuestro papel en el mundo. Es mejor concentrarse más en
progresar que en criticarse a uno mismo.
- Conviene
facilitar el aproximamiento a los distintos ambientes estando al menos al
día de las inquietudes y afanes por las que los humanos nos unimos en
amistad (preocupaciones sociales, conocer la música actual, el deporte o
las modas, procurando si cabe estar en un buen nivel como para poder más
adelante tener algo que aportar).
- Preocuparse
por saber lo que la mayoría sabe (por ejemplo saber hacer una barbacoa,
bailar, conocer los procedimientos administrativos, desenvolverse en un
restaurante, etc.)
- Disponer
también de una personalidad propia (unos gustos, unas ideas conocidas,
unos intereses, etc.) que pueda hacer atrayente y productiva nuestra
incorporación en los grupos.
- En los
momentos de hablar en público no estar mirando con lupa nuestras
sensaciones físicas perturbadoras sino los ojos de los interlocutores, y
mirándolos comenzar a hablar LENTO y DETALLADO en vez de rápido y
comprimido tal como el "salir rápido" del apuro nos pediría.
- Hacer
maniobras de preferencia, tales como sentarnos en el sitio de la mesa que
más nos gusta y al lado de la persona que nos cae mejor o en el medio (en
vez de sentarnos en el rincón más alejado y junto a la persona que menos
nos gusta).
- Si
notamos que la voz nos tiembla, en vez de ultimar proseguir hasta
que el efecto desaparezca, haciendo que el temblor inicial quede olvidado
por un final aceptable o por la simple voluntad de expresarse.
- No
exigirse a uno mismo el imperativo más bien contraproducente de pretender
ser inteligentes para los demás sino que en vez de RENDIR debemos cambiar
la misión a PARTICIPAR.
- Algunos
fóbicos sociales han utilizado técnicas de INUNDACIÓN como aceptar un
trabajo de cara al público, o presentarse voluntarios en una asociación
para obligarse así a 'pasar por el tubo' y superar los problemas de una
vez. Este método de 'sacar la muela a mano' no funciona siempre y puede
ser una apuesta que sobrepase muestras verdaderas fuerzas.
- Si nos
sentimos preparados por haber avanzado en los puntos anteriores nos
podemos atrever a llevar a cabo alguna actividad más eficaz tal como
apuntarnos a una asociación, un curso de expresión corporal, un taller de
habilidades sociales (en el que mediante juegos didácticos, simulación de
situaciones y ensayo de nuevos comportamientos, y en un ambiente de
personas con similares dificultades a las nuestras podemos quemar etapas)
o aceptar un trabajo que sabemos que nos pondrá a prueba.
- Sería
algo bueno de cara a superar los miedos el reflexionar más allá de lo mal
que nos sentimos lo que hay de realidad en los supuestos peligros (miedo
al rechazo, a que no nos valoren o a no resultar interesantes y dignos de
amor que posiblemente provienen de algunos factores educativos mal
aprendidos -o enseñados cabría decir-.
¿Y si no puedo ayudarme?
Es hora de
acudir a un profesional. Existen distintas psicoterapias exitosas contra la
fobia social, siendo un problema clínico relativamente sencillo de solucionar
en comparación de otros trastornos mentales más severos. Lo más importante es
vencer el orgullo que nos ciega y no nos deja ver que necesitamos de un
asesoramiento de un experto.
Escrito por: Constanza Cabrera
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