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12 de diciembre de 2016

Trastorno Bipolar: evolución, consecuencias, tratamiento y litio.

¿Cuál es el proceso evolutivo del Síndrome Clínico llamado Trastorno Bipolar?

Con tratamiento, la evolución es generalmente buena. En cambio, sin tratamiento, la evolución es casi siempre muy negativa; con constantes recaídas y graves consecuencias familiares, laborales y sociales.

Con algunas excepciones, por lo general, el trastorno bipolar se desarrolla de manera casi imperceptible durante la adolescencia, donde comprenderás que ya significa una etapa que se caracteriza por la inestabilidad emocional, y alcanza su esplendor en la edad adulta, en forma de una fase depresiva o bien de una fase maníaca. Muchas veces, el primer episodio viene precedido por una situación ambiental estresante. Sin embargo , desde este momento, el trastorno bipolar, se va independizando de las circunstancias ambientales y psicológicas, de modo que los mecanismos biológicos reguladores del estado de ánimo parecen entrar en una oscilación permanente que lleva a la persona a perder el punto de referencia de su estado anímico habitual.
Cada recaída hace al individuo más vulnerable al estrés, de forma que, algunos pacientes, pueden llegar a presentar (desarrollar) lo que se llama «Ciclación Rápida»,es la sucesión ininterrumpida de fases depresivas y de fases eufóricas descontroladas.

Existe un subgrupo de pacientes bipolares que tienen en común la tendencia a recaer siempre por las mismas fechas. Por esta razón se han citado los factores meteorológicos como  partícipes de la regulación del estado de ánimo. El patrón estacional más frecuente es el que comporta una fase depresiva en primavera, una fase maníaca o hipomaníaca en verano, y una nueva fase depresiva en otoño. Parece que uno de los factores meteorológicos más importantes es la luminosidad del día y su duración. Algunos de estos pacientes mejoran de la fase depresiva al viajar a países del trópico, y a algunos pacientes, el cambio les ha llegado a desencadenar una fase maníaca.

¿Cuáles son sus consecuencias del Trastorno Bipolar para el paciente?

El tratamiento adecuado completo o “TAC” es fundamental para impedir las principales complicaciones ó consecuencias del Trastorno Bipolar . Algunas de las consecuencias ya se han mencionado, la más grave de todas es el suicidio. El suicidio se produce generalmente en el contexto de una fase depresiva profunda. La persona afectada por una fase depresiva de intensidad profunda tiene la sensación de que su vida no tiene sentido, se siente fracasada e inútil y piensa –sinceramente- que su desaparición será un alivio para ella y para los que la rodean. Como perdió la capacidad de disfrutar, tiene la sensación de que su vida está vacía y que no vale la pena. Es muy difícil hacerle comprender -a una persona en tal estado depresivo profundo- que su visión –dramática- de las cosas está producida por un Síndrome Clínico Mental y por Trastornos Mentales, y que, con tratamiento, en pocas semanas, recuperará la objetividad y dejará de desear la muerte. Se estima que un 15% de los pacientes bipolares (1 de cada 6) fallecen por suicidio. El índice de intentos de suicidio fallidos
es mucho más elevado.
Otra complicación grave que presentan algunos pacientes bipolares es el abuso de drogas: los estimulantes, como las anfetaminas o la cocaína, proporcionan un alivio momentáneo, aunque peligroso  a medio y largo plazo, de los síntomas depresivos; para otros pacientes, el alcohol es una forma de escapar de la angustia que acompaña asiduamente a la fase depresiva. Cuando un paciente bipolar  cae en el abuso o dependencia de drogas, añade una enfermedad mental adicional a la que ya padece, ensombreciendo el pronóstico de ésta.

El Trastorno Bipolar, significa también graves problemas familiares: conflictos, parejas destruidas y separaciones son consecuencias comunes de una fase de euforia descontrolada. Muchas veces, el desconocimiento del carácter patológico de la conducta lleva al cónyuge a pensar que ésta es libre y voluntaria y, que lo que ocurre es que realmente no conocía a la persona con la que convive. En otros casos, aún conociendo el Síndrome , las cargas y el peso de la misma se hace excesivo y la pareja se separa. Cuando el paciente es muy joven y vive con sus padres aún , éstos reaccionan -con frecuencia- limitando su autonomía personal y sobre protegiéndolo, comprensiblemente por el temor de que sea incapaz de adaptarse a su nueva condición.

La degradación, la pérdida del puesto de trabajo o la ruina empresarial también son consecuencias si no se trata a tiempo. La euforia descontrolada lleva a contraer riesgos excesivos y gastar más de lo que se tiene; la depresión profunda comporta bajas laborales y un evidente descenso de la productividad.


Tratamiento

Afortunadamente, con toda seguridad, este es el “Síndrome Clínico Mental” ó “Trastorno Psiquiátrico” (Cerebro–Mente) que cuenta con mayores recursos para su tratamiento. Se dispone de medicamentos que frenan las “fases” de euforia y de medicamentos que ayudan a superar la fase depresiva, y además, de sustancias que reducen la frecuencia y la intensidad. de las recaídas Ninguna de estas sustancias es una droga, ni crea dependencia, contra lo que muchos piensan.


La más importante de todas estas sustancias es el litio. El litio tiene un efecto preventivo sobre las recaídas, ya que aumenta la eficacia del «ánimostato», impidiendo que las oscilaciones normales del tono vital alcancen niveles patológicos. Aunque el litio se encuentra en cantidades muy pequeñas en el organismo humano, los pacientes bipolares parecen precisar cantidades mayores de esta sustancia de las que se obtienen de los alimentos para mantenerse «eutímicos» (ni en estado eufórico ni en estado deprimido). En realidad, no es que exista una auténtica falta de litio en estos pacientes, sino que necesitan de este mineral para reforzar su mecanismo regulador del estado de ánimo. El litio es una sustancia extremadamente simple, lo que se llama un elemento. Sin embargo, su utilización debe ser siempre controlada por el médico psiquiatra, dado el hecho de que, a dosis altas, resulta tóxico. Por este motivo, quienes siguen tratamiento farmacológico con litio deben realizarse análisis de laboratorio periódicos para controlar su concentración en la sangre. Además del litio, se han descubierto otras sustancias que reducen el riesgo de recaídas, y algunas de ellas
parecen ser más eficaces en los casos más difíciles, en los que se produce la “Ciclación rápida”.
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Muchos pacientes bipolares también se benefician de un apoyo psicológico,
que les permite afrontar -con entereza- las dificultades y los problemas que comprende el Trastorno Bipolar.
También es importante la Psicoeducación que consiste en informarse, aprender, conocer y reconocer los síntomas-iniciales de una posible descompensación y en suma, conocerse mejor a si mismo, que es lo màs vital e importante que debe concientizar cada uno de los pacientes de salud mental.


También es recomendable un estilo de vida caracterizado por una razonable regularidad en los hábitos alimentarios y de sueño, evitar -en lo posible- someterse a situaciones estresantes y practicar algún tipo de deporte o de ejercicio, aunque estos “consejos” por sí solos no son útiles si no se acompañan del imprescindible tratamiento farmacológico.


Consejos para pacientes en tratamiento con litio

1. Consultar a su médico-psiquiatra o, en su ausencia, reducir temporalmente la dosis de litio en los siguientes casos:
a. deshidratación
b. diarrea intensa
c. fiebre elevada
d. vómitos frecuentes
2. No interrumpir el tratamiento salvo por prescripción médica
3. No reducir la cantidad de sal en las comidas
4. No tomar los siguientes medicamentos sin antes consultar a su médico:
a. Analgèsicos (medicamentos utilizados para el tratamiento del dolor)
b. Anti inflamatorios  no esteroideos (medicamentos utilizados para diversos tipos de inflamaciones. En ocasiones utilizados como antigripales)
c. Diurèticos (medicamentos utilizados para problemas circulatorios, edemas, retención de líquidos...)
5. Realizar los análisis solicitados por el médico
6. Tomar la medicación todos los días


Escrito por: Constanza Cabrera

6 de diciembre de 2016

Riesgo genético y curso natural de la esquizofrenia

Recordando los artículos anteriores, una persona joven que sufre esquizofrenia:
· Tendrá dificultades para realizar un buen trabajo en la escuela
· Tendrá dificultades para mantener amigos.
· Será más vulnerables a desarrollar una depresión 
·  Hay altos índices de intento de suicidio.
· Normalmente, no son un peligro para los demás. Al contrario que la creencia popular, la mayoría de la gente con esquizofrenia no pone en riesgo la vida de los demás. 
·  Hay poca comprensión e información de esta enfermedad lo que puede llevar a estas personas y sus familias a sufrir el doloroso efecto del estigma social.
·  Es muy probable que  sufra una severa pérdida de confianza en sí mismo, como además sentir que ha perdido el control de su vida. 
· Seguramente, se formará una visión innecesariamente pesimista del futuro.

Riesgo genético para la esquizofrenia.
Se distribuye como muestra el gráfico a continuación:


Lo anterior se puede traducir de la siguiente forma, el porcentaje de tener esquizofrenia cuando un pariente de primer grado también lo tiene es del 50%, si lo posee algún familiar de segundo grado, la posibilidad es del 25% y si lo tiene alguien en tercer grado de parentesco, la probabilidad es del 12,5%.

Historia natural por años

El inicio de la esquizofrenia se puede producir durante la adolescencia –e incluso en la infancia- o al entrar en la edad adulta. Dicho inicio puede producirse de forma aguda (rápida) o bien de forma insidiosa y por lo tanto, lenta. La mayoría de quien sufren esquizofrenia  alternan en su curso clínico episodios psicóticos agudos (donde se produce un deterioro de la capacidad de pensar, de responder emocionalmente, de recordar, de comunicar y de interpretar la realidad) con fases estables de remisión total o parcial. Son frecuentes los síntomas residuales entre los episodios (síntomas que persisten a pesar de una buena respuesta al tratamiento). Este trastorno, que a menudo es de tipo crónico, puede caracterizarse mediante tres fases que se fusionan unas con otras sin que existan unos límites claros y absolutos entre ellas. Las que se presentan a continuación:

Resumiendo, las fases son:
·    Fase prodrómica: Designada también como fase inicial, es donde se presentan los síntomas iniciales que preceden al desarrollo de una enfermedad. Esto ocurre antes de que un paciente que se encuentra en la fase estable presente una recaída, en este período pueden manifestarse síntomas disfóricos no psicóticos (estado de ánimo desagradable: triste, ansioso e irritable), formas atenuadas de síntomas positivos (alucinaciones, delirios, agitación y/o pensamiento desorganizado) o conductas idiosincrásicas (extrañas considerando el contexto social y cultural). Este período generalmente dura varios días a unas semanas, pero en ocasiones puede persistir durante varios meses.
·      Fase aguda (o crisis): Durante esta fase, los pacientes presentan síntomas psicóticos graves, como delirios y/o alucinaciones, y un pensamiento gravemente desorganizado; y, generalmente, no son capaces de cuidar de sí mismos de forma apropiada. Con frecuencia, los síntomas negativos pasan a ser también más intensos.
·     Fase de estabilización (o post-crisis): Durante esta fase, se reduce la intensidad de los síntomas psicóticos agudos. La duración de la fase puede ser de seis meses o más tras el inicio de un episodio agudo (o crisis).
·  Fase estable (o de mantenimiento): La sintomatología puede haber desaparecido o es relativamente estable y, en el caso de que persista, casi siempre es menos grave que en la fase aguda. Unos pacientes pueden mantenerse asintomáticos; otros pueden presentar síntomas no psicóticos, como tensión, ansiedad, depresión o insomnio. Cuando persisten los síntomas negativos (déficits) y/o positivos, como delirios, alucinaciones o trastornos del pensamiento, a menudo están presentes en formas atenuadas no psicóticas (por ejemplo, ilusiones en vez de alucinaciones o ideas sobrevaloradas en vez de delirios).

La mayor parte de los estudios longitudinales de la esquizofrenia sugieren que su curso es variable; en algunos pacientes no se presentan nuevos episodios, en la mayoría se producen exacerbaciones y remisiones, y en una pequeña parte persiste un estado psicótico grave de forma crónica.

Al considerar la historia natural y el curso de la esquizofrenia, no se puede ignorar toda la investigación producida en las últimas décadas y que permite establecer una secuencia que va desde los momentos prodrómicos hasta el establecimiento del trastorno esquizofrénico y su evolución ulterior. En esta línea se consideran dos grandes momentos: el primero, que incluye las fases precoces de la psicosis y, el segundo, las diferentes fases del trastorno esquizofrénico. Esta clasificación permite subdividir dichos momentos en las fases que se exponen a continuación:

a. Fases precoces de las psicosis, que incluyen la fase de estado mental de alto riesgo o prodrómica, la fase de primer episodio psicótico y la fase de recuperación y período crítico.

b. Fases del trastorno de la esquizofrenia, que incluyen una fase aguda, una fase de estabilización y una última fase de carácter estable.

Mitos sobre el trastorno por déficit atencional (Parte I)

 Es mucho lo que se ha mencionado sobre el Trastorno por déficit atencional. Mucha de esta información, real o ficticia, circundante en los medios de comunicación como revistas, libros e –un medio aún más accequible para la mayoría de las personas- internet, dejan a gran parte de la población interesada en el tema, con muchas dudas y cuestionamientos acerca de la veracidad de ésta. Y es que también son variadas las noticias, artículos y –sin ir más lejos- autores, que hacen debate respecto a la existencia de este trastorno. No obstante, sin intención de  polemizar más el tema, es importante aclarar que aún sin que la comunidad científica llegue a un acuerdo, hay ciertas creencias respecto al TDAH que deben desmentirse para evitar más diagnósticos mal hechos.


Es así como Thomas E. Brown, subdirector de la Clínica para la Atención y Trastornos Afines y profesor en psiquiatra de la Universidad de Yale, presenta 35 diferentes mitos o suposiciones erradas que acerca del trastorno por déficit de atención que a la vez justifica con varias investigaciones relacionadas. Sin embargo, en esta oportunidad mencionaremos algunas de las diez que fueron presentadas como fragmentos, hechas por la revista Attention.

1. “Una persona que sufre de TDAH siempre tendrá dificultades en las funciones ejecutivas, tales como concentrarse en una tarea o recordar algo, independientemente de lo que estén haciendo”.
Los estudios señalan que la variabilidad intraindividual en el desempeño de un contexto o de un momento a otro es la esencia del TDAH. Las deficiencias en las funciones ejecutivas características del TDAH varían de acuerdo a la situación. Puede que algunas personas no tengan dificultades para ejecutar esas funciones ejecutivas en actividades o situaciones específicas, mientras que en otras circunstancias pueden presentar muchas deficiencias en las funciones ejecutivas. Esto anterior puede deberse al interés o preocupación que puedan producirse dichas actividades. Por ejemplo, si son actividades que les interesen mucho o si sienten que pasará algo desagradable si no se ocupan de esa tarea de inmediato sería un factor que generaría diferencias en cuanto a la ejecución de éstas. 

 
2. “Si alguien con TDHA realmente desea concentrarse y desempeñar una tarea de manera eficiente, puede obligarse a hacerlo. El uso de las funciones ejecutivas es simplemente una cuestión de ‘fuerza de voluntad’ ”.
Sería sencillo suponer que las personas con TDAH pueden desempeñar las mismas funciones en cualquier situación que ellas u otras personas consideren importantes simplemente haciendo uso de una supuesta fuerza interna llamada “fuerza de voluntad”. Sin embargo, las investigaciones objetan éste punto afirmando la mayoría de las funciones ejecutivas se ejecutan de manera inconsciente; no en el sentido psicoanalítico de represión, sino en el sentido más moderno de “automaticidad”.
Investigaciones sobre las motivaciones que determinan las decisiones del tipo “¿lo harás?, y de ser así, ¿cómo y cuándo?” han demostrado que, principalmente, este tipo de decisiones son producto de interacciones dinámicas y complejas de emociones generadas por la memoria con patrones de reactividad innatos que operan de manera instantánea y por medio de un impulso consciente relativamente insignificante, a pesar de que tendemos a creer lo contrario.

 
3. “Por lo general, las personas con coeficiente intelectual (CI) alto no suelen tener deficiencias de TDAH porque son lo suficientemente inteligentes para superar esas dificultades”.
El tipo de inteligencia que se mide en las pruebas de CI prácticamente no tiene relación sistemática con el síndrome de deficiencias en las funciones ejecutivas que se describen en el nuevo modelo de TDAH. Estudios han demostrado que incluso niños y adultos con alto CI  pueden sufrir deficiencias de TDAH que impiden significativamente su habilidad para desarrollar sus excelentes habilidades cognitivas de manera uniforme y efectiva en muchas situaciones de la vida diaria. Las observaciones clínicas señalan que con frecuencia, se presentan retrasos prolongados antes de diagnosticar y aplicar el tratamiento adecuado a las personas con alto CI que sufren de TDAH. Esto se debe principalmente a la falta de información por parte de los profesores, padres, médicos e incluso los mismos pacientes, quienes suponen que un alto CI descarta el TDAH.
4. “Por lo general, las deficiencias en la función ejecutiva del TDAH se superan cuando la persona se acerca al final de su adolescencia o al comienzo de la segunda década de vida”.
Como se mencionó en el artículo anterior (Clasificaciones del Trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad) algunos niños con TDAH superan gradualmente las deficiencias relacionadas con el TDAH a mediados de la niñez o durante la adolescencia. En esos casos, el TDAH es un tipo de retraso en el desarrollo. Los síntomas de hiperactividad o impulsividad más frecuentes mejoran a medida que la persona se aproxima a la adolescencia, mientras que el amplio espectro de síntomas de falta de atención permanece y en ocasiones empeora. Frecuentemente, los períodos más problemáticos son la enseñanza media y los primeros años de universidad; es decir, las etapas en las que la persona debe desempeñar un mayor rango de actividades desafiantes, sin posibilidad de eludir las que no les interesen o aquellas para las que no tengan habilidades suficientes. Después de ese período, algunas personas con TDAH tienen la suerte de conseguir empleo y vivir en condiciones en las que pueden desarrollar sus fortalezas y trabajar para superar sus debilidades cognitivas; otros no tienen tanta suerte.

24 de noviembre de 2016

Trastorno Bipolar: Causas, Diagnóstico y Subtipos

¿Cual es la causa del Trastorno Bipolar?

Hemos dicho que el trastorno bipolar es una alteración de los mecanismos biológicos que regulan el estado del ánimo.  Este mecanismo depende de factores tanto ambientales como genéticos. En la actualidad hemos confirmado que la genética desempeña un papel muy importante, ya que es el responsable de que el estado de ánimo esté mal regulado. Si bien los factores ambientales pueden actuar como precipitantes de la crisis, pero generalmente se requiere de cierta predisposición hereditaria para el trastorno bipolar (imagínate, de ser así todos nosotros reaccionaríamos “bipolarmente”).


Muchas  personas se sienten extrañas frente a esto ya que el TB se les ha manifestado en la edad adulta, o porque no hay casos similares en la familia. Lo cierto es que muchas enfermedades-con componente hereditario- no dan la cara al nacer y necesitan de factores ambientales, tanto o más importantes que los genéticos para que se manifiesten. Por otra parte: muchas veces los antecedentes familiares pueden ser remotos y, por tanto, desconocidos para el afectado. Por otro lado debemos recordar que las mutaciones (cambios espontáneos en los genes), explican que las enfermedades o trastornos hereditarias aparezcan en personas sin antecedentes.


Para un adecuado funcionamiento tanto físico como psíquico ( vale decir, cerebro-mente), es imprescindible la integridad de los mecanismos que lo regulan , que son los mecanismos que nos permiten afrontar los problemas del día a día, mantener la ilusión en el futuro y no desfallecer ante las dificultades. Cuando los problemas sobrepasan la capacidad de adaptación de una persona, estos mecanismos no logran- por sí solos- restablecer el equilibrio anímico y puede sobrevenir una “fase depresiva”. Estas fases depresivas por lo general son denominadas “depresiones reactivas” o “depresiones exógenas” porque aparentemente se “generan” como consecuencia de uno o más sucesos (externos) que son desfavorables para el sujeto.     



En la regulación del “tono vital” participan factores: biológicos, farmacológicos, genéticos, meteorológicos, psicológicos y sociales. Entre los factores sociales  se destacan unas sustancias que circulan por el interior de las neuronas (células cerebrales) denominadas neurotransmisores, y las hormonas. Otras sustancias importantes son los denominados neuro-moduladores y los iones. Estos mecanismos funcionan como un termostato: cuando el estado de ánimo disminuye por algún motivo, se producen diversas sustancias que impiden que se alcancen niveles  bajos, que podrían poner en peligro la supervivencia del sujeto; cuando el estado de ánimo se eleva, se producen otras sustancias que evitan una euforia-excesiva que también podría conllevar problemas, como el desprecio del riesgo y la sobre-valoración de las propias fuerzas. Por este motivo, la sensación de alegría tras un acontecimiento positivo suele durar poco, aunque no ocurra nada malo a continuación. Es así cuando este “ánimostato” pierde precisión, cualquier suceso estresante puede acabar provocando una alteración importante del estado de ánimo. Por ejemplo, las “fases depresivas” que aparecen tras un parto, son consecuencia de la combinación del descenso brusco de la concentración de ciertas hormonas en la sangre ( estrógenos) que forman parte de este “ánimostato”, junto con las dificultades psicológicas de adaptación a una situación nueva, en las madres primerizas ( inseguridad), y altamente estresante en general ( cargas económicas y familiares).
La localización de estos mecanismos de regulación del estado de ánimo es el sistema límbico, el cual es una región del cerebro situada en la zona central interna.          
    
                                             





DIAGNOSTICO TB

Ahora te preguntarás cómo se diagnostica el Trastorno Bipolar. Pues bien, este diagnóstico debe ser realizado únicamente por un experto, como lo son los psicólogos y los psiquiatras. Por alguna razón en la actualidad no existen pruebas específicas que permitan objetivar el diagnóstico, de modo que éste se fundamenta en el criterio clínico, vale decir, del análisis de toda la información disponible proporcionada por el propio paciente como por sus familiares y amigos.


Es allí donde si la información proporcionada se ajusta a los criterios clínicos previamente establecidos, se puede llegar a afirmar que la persona padece de Trastorno Bipolar. El inconveniente importante que existe con este enfoque es que intenta marcar una frontera imaginaria entre lo normal y lo patológico, pero posee la ventaja de que aumenta la fiabilidad del diagnóstico y facilita la comunicación científica. Es verdad que, en las fases de descompensación, se han hallado alteraciones significativas  en el funcionamiento de las sustancias que regulan el estado de ánimo, y precisamente por eso sabemos que existe un desarreglo bioquímico cerebral subyacente al TB, pero estos hallazgos no son aplicables a la hora de realizar un diagnóstico, por lo menos hasta la fecha. Además no se ha confirmado fehacientemente que exista diferencia alguna a ese nivel entre un paciente Bipolar bien compensado y un no paciente. Es por esto que no existe una exactitud en la psiquiatría pero , por suerte en el día de hoy se ha estado generando mucho avance en este aspecto.
                     
Tipos de Trastorno Bipolar

De acuerdo a la intensidad de los síntomas, existen tres subtipos: Bipolar Tipo I, Bipolar Tipo II y Ciclotimia.


Trastorno Bipolar Tipo I: es por así decirlo la forma más clásica. Posee fases de manía, que por lo general necesitan hospitalización, como también fases de depresiones intensas; es relativamente frecuente que aparezca delirios ( interpretar coincidencias como si tuvieran relación con uno mismo, creerse superdotado o un mesías, o bien, en la depresión,creerse culpable de todo e indigno de seguir viviendo) e incluso ,en algunos casos, alucinaciones. Cuando el paciente recupera la normalidad le parece increíble haber llegado a pensar aquellas cosas.

Trastorno Bipolar Tipo II: lo característico de esto es que posee depresiones intensas pero con fases de euforia moderada, que no requieren de ingreso hospitalario. (Hipomanía)


Ciclotimia: se constituye en la sucesión de fases hipomaniacas y fases depresivas leves y es frecuente que quienes la padecen nunca hayan solicitado ayuda psiquiátrica, por un lado por no tener conciencia del trastorno y por ignorancia de no saber que es una enfermedad que posee tratamiento. Por los demás la persona ciclotímica es vista por los demás como inestable o imprevisible

Por: Constanza Cabrera

Diagnóstico y pronóstico en la esquizofrenia

Métodos diagnósticos  y subtipos de esquizofrenia
     Es importante que el diagnóstico final lo realice un psiquiatra, ya que la esquizofrenia comparte síntomas con otras enfermedades, pudiendo causar un diagnóstico erróneo. En la actualidad no existen pruebas médicas diagnósticas para la esquizofrenia, aun así se realizar varias pruebas biológicas y físicas para descartar otras posibles enfermedades y en conjunto con la entrevista psiquiátrica de la personas y su familia se puede llegar a un diagnóstico certero. ¿Por qué se realizan pruebas médicas si no existen de éstas para la esquizofrenia? Principalmente porque es necesario descartar otras enfermedades que si se pueden diagnosticar con pruebas de esta índole. Algunas veces síntomas mentales graves e incluso psicosis se deben a trastornos médicos que no han sido detectados.
     Como se mencionó anteriormente, es necesario para el psiquiatra obtener el historial médico del paciente, incluyendo la historia de la evolución de la enfermedad, acompañado de exámenes médicos y de laboratorio, que pueden incluir análisis de orina o sangre para descargar la presencia de drogas, ya que si bien su uso es ilegal es bastante común que se consuman y algunas de estas puedan originar síntomas parecidos a los de la esquizofrenia, como alucinaciones, delirios, etc.
    Por todo lo anterior, es al principio difícil distinguir la esquizofrenia de otros trastornos mentales. Por ejemplo, algunas personas con síntomas de esquizofrenia también presentan una alteración extrema y prolongada de su estado de ánimo, ya sea un estado afectivo muy elevado o muy bajo, y esta alteración persiste por mucho tiempo. En casos como estos, es necesario determinar si dichos pacientes tienen esquizofrenia, o si se trata de un trastorno maníaco-depresivo (o bipolar) o de un trastorno depresivo mayor. Cuando existen dudas sobre el diagnóstico a las personas sueles clasificárselas dentro  del diagnóstico de "trastorno esquizoafectivo".

Según la Organización Mundial de la salud, lo Subtipos clínicos de la esquizofrenia son:
Paranoide: es el tipo más común de esquizofrenia y está caracterizado por la presencia de intensas alucinaciones e ideas delirantes de persecución. También puede presentarse ideas delirantes con otra temática aunque suelen estar organizadas alrededor de un tema coherente siendo las alucinaciones relacionadas al contenido de ésta. Los síntomas asociados incluyen ansiedad, ira, retraimiento y tendencia a discutir.
Hebefrénica o desorganizada: Empieza normalmente en la adolescencia y se caracteriza por la predominancia de síntomas negativos, afectividad inadecuada o simplona y pensamiento desorganizado y fragmentado. Puede haber ideas delirantes y alucinaciones, pero no suelen estar organizadas en torno a un tema coherente. Las características asociadas incluyen muecas faciales, manierismos (actividad involuntaria estereotipada) y otras rarezas del comportamiento.
Catatónica: este tipo es cada vez más raro. Se presentan síntomas motores predominantemente, donde la persona puede estar horas y días en la misma posición, además se puede presentar como actividad motora excesiva, negativismo extremo, mutismo o peculiaridades del movimiento voluntario. Todo lo anterior, carece de propósito y no está influenciado por estímulos externos. Además se puede presentar un retraimiento social extremo, aplanamiento emocional y falta de ideas, vitalidad y motivación.
Simple: Suele presentar únicamente síntomas negativos (ya mencionados en otros artículos, y se refiere a incluyen embotamiento emocional o falta de expresión, incapacidad de comenzar y terminar actividades, habla breve y falta de interés y placer en la vida), aunque también pueden manifestarse de forma ocasional pensamientos y comportamiento extravagantes y anomalías de la percepción. Este subtipo ha estado envuelto en controversias por lo que en la última edición del Manual DSM de trastornos mentales se ha suprimido, así como también el resto de subtipos de la esquizofrenia
Indiferenciada: Es la esquizofrenia que combina rasgos de varios subtipos.
Residual: El tipo residual de esquizofrenia debe utilizarse cuando ha habido al menos un episodio de esquizofrenia, pero en el cuadro clínico actual no es acusada la existencia de ideas delirantes, alucinaciones, comportamiento o un lenguaje desorganizado, sobresaliendo principalmente los síntomas negativos (aislamiento emocional, social, pobreza del lenguaje, falta de interés..).

Pronóstico y factores
El pronóstico varía de persona en persona, pero hay factores que influyen en pronóstico como por ejemplo un diagnóstico temprano y edad de presentación.
Algunos factores que aumentan el mejor pronóstico para la esquizofrenia son los siguientes:
§  Ser mujer.
§  Estar casada o en pareja, más que estarlo lo importante es que sea algo estable y que exista apoyo.
§  Que la persona antes de la enfermedad haya tenido un buen funcionamiento en todas las áreas, ya sea relaciones personales, estudios, trabajo, etc.
§  Tener un buen sistema de soporte, ya sea familia, amigos, pareja o compañeros.
§  Que en la historia de la familia no haya existencia de esquizofrenia, pudiendo existir enfermedades del ánimo.
§  Que no exista historial importante de abuso de alcohol y drogas, es necesario recalcar que es normal el uso ocasional de éstos.
§  Que la aparición de los síntomas aparezcan a mayor edad.
§  Que si bien haya un comienzo agudo existan factores que lo desencadenen.
§  Que la psicosis no tenga síntomas negativos evidentes como por ejemplo, aislamiento social, ambivalencia, abulia (falta de voluntad o iniciativa y de energía), entre otros.

Ahora bien, algunos factores que aumentan un mal pronóstico son:
§  Ser hombre
§  Comienzo insidioso, es decir que se presenta de forma gradual por lo tanto se da lentamente y no presenta síntomas obvios al principio. Generalmente, la persona no está consciente de que la enfermedad se está presentando.
§  Síntomas negativos, que como se mencionó en un artículo anterior incluyen embotamiento emocional o falta de expresión, incapacidad de comenzar y terminar actividades, habla breve y falta de interés y placer en la vida.
§  Que la esquizofrenia se presente con alteraciones cognitivas
§  Abuso de sustancias, ya sea de drogas o alcohol.
§  Que se acompañe de síntomas depresivos que se asocian a mayor índice de suicidio en personas con esta enfermedad.

Escrito por: Camila Uribe