6 de diciembre de 2016

Mitos sobre el trastorno por déficit atencional (Parte I)

 Es mucho lo que se ha mencionado sobre el Trastorno por déficit atencional. Mucha de esta información, real o ficticia, circundante en los medios de comunicación como revistas, libros e –un medio aún más accequible para la mayoría de las personas- internet, dejan a gran parte de la población interesada en el tema, con muchas dudas y cuestionamientos acerca de la veracidad de ésta. Y es que también son variadas las noticias, artículos y –sin ir más lejos- autores, que hacen debate respecto a la existencia de este trastorno. No obstante, sin intención de  polemizar más el tema, es importante aclarar que aún sin que la comunidad científica llegue a un acuerdo, hay ciertas creencias respecto al TDAH que deben desmentirse para evitar más diagnósticos mal hechos.


Es así como Thomas E. Brown, subdirector de la Clínica para la Atención y Trastornos Afines y profesor en psiquiatra de la Universidad de Yale, presenta 35 diferentes mitos o suposiciones erradas que acerca del trastorno por déficit de atención que a la vez justifica con varias investigaciones relacionadas. Sin embargo, en esta oportunidad mencionaremos algunas de las diez que fueron presentadas como fragmentos, hechas por la revista Attention.

1. “Una persona que sufre de TDAH siempre tendrá dificultades en las funciones ejecutivas, tales como concentrarse en una tarea o recordar algo, independientemente de lo que estén haciendo”.
Los estudios señalan que la variabilidad intraindividual en el desempeño de un contexto o de un momento a otro es la esencia del TDAH. Las deficiencias en las funciones ejecutivas características del TDAH varían de acuerdo a la situación. Puede que algunas personas no tengan dificultades para ejecutar esas funciones ejecutivas en actividades o situaciones específicas, mientras que en otras circunstancias pueden presentar muchas deficiencias en las funciones ejecutivas. Esto anterior puede deberse al interés o preocupación que puedan producirse dichas actividades. Por ejemplo, si son actividades que les interesen mucho o si sienten que pasará algo desagradable si no se ocupan de esa tarea de inmediato sería un factor que generaría diferencias en cuanto a la ejecución de éstas. 

 
2. “Si alguien con TDHA realmente desea concentrarse y desempeñar una tarea de manera eficiente, puede obligarse a hacerlo. El uso de las funciones ejecutivas es simplemente una cuestión de ‘fuerza de voluntad’ ”.
Sería sencillo suponer que las personas con TDAH pueden desempeñar las mismas funciones en cualquier situación que ellas u otras personas consideren importantes simplemente haciendo uso de una supuesta fuerza interna llamada “fuerza de voluntad”. Sin embargo, las investigaciones objetan éste punto afirmando la mayoría de las funciones ejecutivas se ejecutan de manera inconsciente; no en el sentido psicoanalítico de represión, sino en el sentido más moderno de “automaticidad”.
Investigaciones sobre las motivaciones que determinan las decisiones del tipo “¿lo harás?, y de ser así, ¿cómo y cuándo?” han demostrado que, principalmente, este tipo de decisiones son producto de interacciones dinámicas y complejas de emociones generadas por la memoria con patrones de reactividad innatos que operan de manera instantánea y por medio de un impulso consciente relativamente insignificante, a pesar de que tendemos a creer lo contrario.

 
3. “Por lo general, las personas con coeficiente intelectual (CI) alto no suelen tener deficiencias de TDAH porque son lo suficientemente inteligentes para superar esas dificultades”.
El tipo de inteligencia que se mide en las pruebas de CI prácticamente no tiene relación sistemática con el síndrome de deficiencias en las funciones ejecutivas que se describen en el nuevo modelo de TDAH. Estudios han demostrado que incluso niños y adultos con alto CI  pueden sufrir deficiencias de TDAH que impiden significativamente su habilidad para desarrollar sus excelentes habilidades cognitivas de manera uniforme y efectiva en muchas situaciones de la vida diaria. Las observaciones clínicas señalan que con frecuencia, se presentan retrasos prolongados antes de diagnosticar y aplicar el tratamiento adecuado a las personas con alto CI que sufren de TDAH. Esto se debe principalmente a la falta de información por parte de los profesores, padres, médicos e incluso los mismos pacientes, quienes suponen que un alto CI descarta el TDAH.
4. “Por lo general, las deficiencias en la función ejecutiva del TDAH se superan cuando la persona se acerca al final de su adolescencia o al comienzo de la segunda década de vida”.
Como se mencionó en el artículo anterior (Clasificaciones del Trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad) algunos niños con TDAH superan gradualmente las deficiencias relacionadas con el TDAH a mediados de la niñez o durante la adolescencia. En esos casos, el TDAH es un tipo de retraso en el desarrollo. Los síntomas de hiperactividad o impulsividad más frecuentes mejoran a medida que la persona se aproxima a la adolescencia, mientras que el amplio espectro de síntomas de falta de atención permanece y en ocasiones empeora. Frecuentemente, los períodos más problemáticos son la enseñanza media y los primeros años de universidad; es decir, las etapas en las que la persona debe desempeñar un mayor rango de actividades desafiantes, sin posibilidad de eludir las que no les interesen o aquellas para las que no tengan habilidades suficientes. Después de ese período, algunas personas con TDAH tienen la suerte de conseguir empleo y vivir en condiciones en las que pueden desarrollar sus fortalezas y trabajar para superar sus debilidades cognitivas; otros no tienen tanta suerte.

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