Verdades
y mitos sobre la memoria
1.- Se puede tener “buena” o “mala”
memoria *** MITO
Damos por sentado que tenemos una buena o una mala memoria dependiendo
de su funcionamiento, que hemos nacido así y que nos tenemos que conformar con
ese “dote”, sin ser consciente de que esta capacidad se puede entrenar y
mejorar. Finalmente, al no entrenarla, esta capacidad realmente se comienza a
perder y a malograr.
La memoria es una habilidad y a memorizar bien se aprende a lo largo de
la vida. Podemos compararla con un juego deportivo o mental; uno puede tener
habilidades innatas para aquella actividad, como el pool, por ejemplo, sin
embargo, aun así no basta con eso, por lo cual se debe entrenar constantemente.
Por lo cual, al igual que otras actividades, la memoria requiere práctica… para
desarrollarla y aumentar su capacidad.
2.- Teniendo mucha memoria no hace falta
estudiar *** MITO
Lo primero que hay que aclarar es que nadie tiene mucha o poca memoria,
ya que no es una habilidad que se pueda cuantificar, ni medir. Lo que sí se
puede decir es que uno tiene o no tiene una memoria entrenada y desarrollada.
Segundo, esta memoria, a pesar de que puede ser prodigiosa en algunas personas,
debe ser ejercitada y acompañada de otros procedimientos que intervienen en los
procesos del aprendizaje como: la atención y la motivación, mejorando la
codificación y el registro de la información y empleamos los métodos y sistemas
mnemotécnicos, aprender y memorizar las tareas sencillas, etc.
3.- ¿La actividad física estimula el
cerebro? *** REALIDAD
La actividad física, como correr o los aeróbicos, tienen un efecto
positivo sobre el hipocampo, la zona del cerebro donde reside la memoria.
Además de eso, parece ser un tratamiento prometedor de bajo coste que mejora la
función neurocognitiva y que es accesible a todas las personas mayores sin
contraindicaciones específicas. Esto sucede debido a tres factores: los efectos
de circulación sanguínea en el cerebro, la liberación de endorfina y el impacto
en las células nerviosas que se ramifican dentro del cerebro.
4.- Con la edad es normal olvidar *** ¿MITO O REALIDAD?
Con el tiempo, la adquisición de información se reduce o se desacelera,
puesto que existe un declive físico y mental. Sin embargo, esto no significa
que las personas mayores no pueden aprender o almacenar información; de hecho,
no es verdad ni mucho menos que se sufran obligatoriamente serios problemas de
memoria al llegar a la vejez, es más, personas que han estimulado su mente
durante toda su vida pueden tener un funcionamiento mental incluso mejor que de
algunos jóvenes. Y, a no ser que tenga una predisposición genética a sufrir
algún trastorno en la memoria, su vida puede ser perfectamente normal.
Para la mayoría de las personas lo que desayunaron este mismo día sigue
estando en la memoria activa, el desayuno de ayer seguramente la gran mayoría
de las personas puede que aún lo recuerden, sin embargo, aquel recuerdo de lo
que desayunó la semana pasada puede que sea muy difícilmente de recuperar. El
factor del tiempo es de una importancia crucial ya que a medida que va usted
más atrás en el tiempo, los recuerdos empiezan a desvanecerse. Por otro lado, la
disminución de la memoria en la vejez común. Sucede una suerte de paradoja
donde a medida en que se va envejeciendo no son los recuerdos antiguos los que
desaparecen, sino que es más frecuente que sean los recientes, como aquellos
hechos episódicos (nombres de personas, lugares donde se dejaron pertenencias,
planes o citas, etc.).
Aparentemente, en la memoria de las personas de tercera edad pesan más
los factores como la motivación, el estado de ánimo, el significado o el
sentido del material que tienen que recordar, su salud y sus experiencias y
conocimientos adquiridos durante toda su vida.
5.- Dormir bien ayuda a la memoria
*** REALIDAD
Varios estudios han comprobado que dormir bien disminuye el riesgo de
padecer Alzheimer, una enfermedad que ataca principalmente a las personas
mayores, a partir de los 40 o 45 años. Mientras que, por otro lado, si una
persona se trasnocha, las posibilidades de aprender y memorizar algo nuevo
disminuyen un 40%. Adicionalmente, una
adecuada noche de sueño ayuda a la buena memoria consolidando la información
obtenida durante el día ya que, mientras dormimos, nuestro cerebro recorre
algunas fases de sueños que mantienen al cerebro en alta actividad.
Escrito por: Natalia Castillo
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